lunes, julio 06, 2009

EVE DE NUEVO (Hace nueve años)

El siguiente texto se publicó hace casi nueve años. Hoy sentí a Eve de nuevo, que es más que un nombre: es un espíritu libre de miedos que se ha sobrepuesto a todo obstáculo sea real o imaginario, donde mi corazón ha encontrado hogar para siempre, donde mi sangre fue más sangre que nunca. Más mía. Aguas de un río que avanzan gracias al empuje de otras aguas nuevas que a veces son más.

Lo escribí a mano, lluviosa mañana de agosto, en un camastro del Hotel Argentina, junto al mercado de La Lagunilla, rodeado de miseria y germanía. Pero feliz.

En estos difíciles momentos de muerte, quise recordar este texto del amor, del único, el que me traspasa y me derriba.






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EVE DE NUEVO





A veces, se puede vivir atrapado en el dolor causado por las heridas pretéritas. Más bien lo más común es sentirme traspasado de uno a otro costado por una pena añeja, mirar quebrantado al lucero de la mañana. Perder toda esperanza de amar, creerse indigno, no confiar en nadie. No cualquiera tiene esta fortuna de liberarse de todo lugar común. En ella, la vida se ha reivindicado conmigo.





La vida cobra nuevos matices, he vuelto a mirar, yo estaba ciego y he conocido la luz. Toda la miseria espiritual, propia y ajena, que me ha conmovido desde el primer malentendido de la infancia y se ha continuado hasta este día, me han demostradoque todo este sufrir tenía una finalidad: morir y resucitar.





Porque en Eve el sufrimiento cobra sentido, y el sacrificio de la sangre ha sido propicio para comprender y tolerar a quien no comprenda nuestra fe, de ella y mía. Porque en Eve la ofrenda ha sido perpetua, y esta mutua oblación me enseña para qué he nacido: dar testimonio de su luz.





Porque en Eve he conjuntado a los demonios lanzando un exorcismo que nos libera de toda culpa. Y el mundo ha vuelto a ser bueno. Como cuando era nuevo.





Nueva es la voz, nuevos los cuerpos, nueva esta delicia de las manos transidas de ubicuidad oscura. Y en ella olvido la maldad, la marca humana trascendidaa fuerza de ascender por virtud propia sobre tanta bestia frustrada y herida de muerte bajo los ojos plenos de nombres olvidados mugiendo en desgastamiento.





Se han desgajado cerros, tiembla la ciudad, hay huesos quebrantados a mi alrededor. Qué importa: solo espero firmemente cielo y tierra donde sembrarme de palabrasy murmullos antes insospechados por desgracia.





Los fantasmas se van retirando. Nadie los extraña, a nadie le interesa que no se despidan. Ella entiende porque sabe de mi dichosa ignorancia buscando parsimonia. Actuar de forma contraria sería tanto comotodos los días por la mañana o al despertar decirse:"Erase una vez un hombre con los pies de trapo y los ojos al revés". ¿Quieres que los desprecie otra vez? Entiéndase el verbo despreciar: no valen nada.





La ruptura no es de por sí destrucción. Sería más preciso decir que la ruptura implica renovarse: se deja atrás lo caducado para volverse sobre la energíade lo pleno y verdadero. Lo viejo es sustituido por lo nuevo en un perspectivo círculo vital donde todos vamos imbricados antes de despeñarnos del abismo común que nos espera con paciencia: la muerte.





Morir entre las manos pródigas de Dios que nos bendice y ha dictado para todos la desgracia extraña de su voluntad que, a la vez, bendice y castiga.





Nunca olvidaré un diálogo que a veces entablaba con mi madre para decirle que la amo: "¿Sabes? Yo me voy amorir primero que tú". Me contestaba, "No sabes lo que dices; nunca te quiero perder". "Ya cállate, déjate detonterías".





Y hoy que he dejado la casa de mis padres, mi mujer no entiende - o parece que no entiende - este deseo de morir primero que ella. Eve ha sobrevivirme, y me siento feliz y orgulloso de ello. Aunque tal vez pudiera parecer injusto, depresivo o mórbido, prefiero padecer la pena de morir antes que la de verla a ella separarse de mi mundo.





De sus manos he sido testigo de la generosidad. Eve, desinteresada dispensadora de toda palabra verdadera y valiosa.





Antes del mundo, el verbo existía. Y antes de mi mundo, una mujer preciosa era acechada por una banda de animales tenebrosos, sabandijas, estúpidamente orgullosos de sus pestes regurgitadas.





Como dijera el orador: ¡Oh tiempos, oh costumbres! Somos hijos de nuestro tiempo, y las visicitudes, trances difíciles y pruebas no son sino el crisol donde el oro se purifica. De ello es tertimonio la vida del nunca suficientemente justipreciado Abigael Bohórquez, poeta y humano por norte, este y oeste desu entrañable geografía para siempre derruida,





Y con él celebro recordar aquellos versos populares de"jarrito de barro rojo/donde tomo mi café/ te quiero tanto jarrito/ que nunca te romperé. El Maestro lo dijo, el vino nuevo requiere odres nuevos. Nueva vida, nuevas formas.





He sido liberado, y mis labios se ennorgullecen de cantar, como bien lo hiciera Luis Cernuda: "Libertad no conozco sino la de estar preso en alguien/ alguien cuyo nombre no puedo pronunciar sin estremecimiento/alguien por quien toma sentido esta existencia mezquina.





Hace unos momentos, Eve me dijo antes de retirarse del cuarto: "pon música si quieres para escribir". Pero la música me distrae, y yo no quería pensar en otra cosaque no fuera escribirle esto, esto que tal vez pudiera haber sido un intento fallido de poema, pero que seguramente es una prosa que busca a sus ojos bellos.





Prosa es, lo escrito escrito está.



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