miércoles, diciembre 23, 2020

El personaje gay en la obra de Luis Zapata, Oscar Eduardo Rodríguez (Fontamara, 2006)


Ramón I. Martínez 

 

Hay varias formas, muchas, de escapar del aburrimiento y de eso que se ha dado en llamar el tedio de la vida. Una de ellas es ser gay. Otra es escribir como un gay. Otra más es leer lo que escriben los gays acerca de sí mismos y de su comunidad. 

Llamas y Vidarte  

Homografías 

Con este epígrafe se abre el brillante ensayo que nos ocupa, el cual es una atenta invitación a recorrer la excelente narrativa de Luis Zapata. La homosexualidad es un tema milenario en la literatura occidental y no siempre ha podido escapar de la condena y los prejuicios.  No es la intención de Rodríguez hacer la relación o la crítica de las obras que han tocado el tema homosexual. Eso escaparía a la delimitación del tema y sería una obra enciclopédica que rebasaría los objetivos de este trabajo. “Mi intención es, antes de abordar la obra del autor que aquí nos ocupa, hacer, tan sólo, una breve mención de las obras vastas y minuciosas, aunque no exhaustivas que autores como Gregory Woods han realizado en torno a dicha producción a la que me habré de referir en el futuro indistintamente como literatura gay o literatura homosexual”. (p. 11) Así nos advierte Óscar Eduardo prudentemente en la Introducción de su libro. Y cumple con su cometido.  

Las obras que son objeto de análisis y crítica en este libro son las novelas Hasta en las mejores familias (1975), El vampiro de la colonia Roma (1979), Melodrama (1983), En jirones (1985), La hermana secreta de Angélica María (1989),  ¿Por qué mejor no nos vamos? (1992), La más fuerte pasión (1995) y algunos libros de cuentos. Vale decir que lo que pretende Óscar Eduardo Rodríguez es analizar en las obras seleccionadas la figura homosexual en posición protagónica que, a su juicio, es la que predomina en la obra de Luis Zapata.  

Hay abundantes citas textuales de parte del autor, que de esta manera ha procurado “aportar los elementos que permitan al lector de este trabajo llegar al contexto intratextual acumulado aun sin haber leído la obra completa” (p. 148) Es decir, lo que se ha pretendido al abordar los rasgos estilísticos ha sido evidenciar la relación de estos “con un modo de pensar, sentir, hablar y decir de un sector específico de la sociedad mexicana”. 

A lo largo de un acucioso análisis, logra establecer como técnica narrativa recurrente en la obra estudiada el dialogismo: “Por otra parte, en el entendido de que es la figura homosexual la que prevalece en la obra de Zapata, es comprensible que se privilegie el diálogo sobre cualquier otra técnica narrativa, ya que los homosexuales por años --por no decir siglos-- han sido una minoría silenciada y silenciosa, no sólo en la literatura, sino también en la sociedad” (p. 159) 

Para coronar el atinado análisis de la obra de Luis Zapata, el autor complementa el libro con una entrevista realizada con el narrador en septiembre de 2004, en la cual Zapata da cuenta de su oficio literario, de sus obsesiones, de sus perspectivas respecto a su propio quehacer. Cabe señalar que la portada del libro en su esquina inferior derecha reza “sexualidad”, pero obviamente no estamos ante un libro de tal tema sino ante un ensayo literario de altos vuelos.