viernes, noviembre 18, 2016

El país de las mandrágoras

El 16 de noviembre de 2016 a las 7:00 pm se presentó El país de las mandrágoras (Alfaguara, 2016) de Ethel Krauze. Acompañó en un excelente conversatorio a la autora la escritora Eve Gil. Todo esto en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia, sito en Nuevo León 91, colonia Hipódromo Condesa.
Inició en el uso de la palabra la autora leyendo un fragmento de la novela en cuestión, para cederle el turno a Héctor Orestes, quien presentó a ambas escritoras. Acto seguido, Krauze recordó que el día 15 de noviembre hubiera sido el cumpleaños 76 de René Avilés Fabila, que ya no alcanzó a cumplir, pues la muerte lo alcanzó el pasado 9 de octubre en su casa en la mañana. “Maestro, amigo entrañable, hermano mayor” como refirió Ethel Krauze, “aquí estás también, donde quiera que estés”. Y prosiguió: “Y Eve Gil que con gran entusiasmo y generosidad dice que está representando a René, pero no, ella se representa sola, es una espléndida escritora, una crítica literaria de esas que casi ya no hay ahora, en estos tiempos de pasarela y de hacer comercialismo. Ella está por ese tono de hacer una crítica literaria muy auténtica, muy hospitalaria, especialmente con la escritura de las mujeres. Es un orgullo para mí tenerla mi lado, aquí, en El país de las mandrágoras”.
Eve Gil tomó entonces la palabra. Dijo, entre otras cosas: “El país de las mandrágoras al que alude Ethel Krauze es justamente éste, el nuestro. Ha escrito una novela sobre un tema doloroso y explotado hasta la náusea, el crimen y la sangre derrramada. Muy pocos han mirado más allá, salvo muy admirables excepciones, gracias a su calidad poética. Pero Ethel Krauze va más allá de lo poético y me atrevo a decir que El país de las mandrágoras encaja en el género fantástico. Puede verse como metáfora del dolor de las familias que han perdido a sus hijos haciendo de los gritos acallados de la sociedad un grito unánime que trasciende la realidad virtual”
Ethel Krauze coincidió con Eve y se mostró gratamente sorprendida de que se le ubicara a su novela en el género fantástico. Y ahondó diciendo que todos hemos perdido un hijo en México, aunque no sea consanguíneo, pues están matando a las nuevas generaciones de mexicanos, que de alguna manera son los hijos de todos. Comentó que la primera presentación de la novela fue en Iguala, y muchos (y muchas) de los asistentes dijeron “Yo soy Micaela”, en alusión a la personaje que pierde un hijo. Esta novela no es nota roja, sino el cumplimiento de la misión del escritor (a decir de la autora) de dar voz a los que no tienen voz, una novela coral donde la voz es comunitaria, y donde la luz domina sobre la oscuridad, pues aunque estamos en un túnel, se ve una luz al final.