domingo, febrero 22, 2009

Acerca de lo limitado, en palabras de Zaid





(…) Hoy casi nada se relee, y lo que es peor: casi nada lo merece. Ojalá que el gran público se la pasara releyendo a los clásicos, aunque sólo una minoría leyese a los contemporáneos. ¿Cuál es la ventaja de consumir novedades insignificantes, en vez de volver con otros ojos a lo mismo? Paradójicamente, lo limitado puede enriquecer más que lo ilimitado. Volver una y otra vez a lo mismo (que no es lo mismo) es una experiencia sorprendente, cuando se trata de obras que resisten la repetición, que tienen algo que decir la segunda vez y la centésima.
Los clubes de lectura clásicos, como los que promueve la Great Books Foundations (inspirada por Mortimer Adler), transforman al lector. Años después de recibir un doctorado (dirigido por un premio Nobel), un miembro de estos clubes afirmaba que les debía más que al doctorado. Las constelaciones de grandes obras y la conversación con buenos lectores sirven para desarrollar la imaginación, la inteligencia, la sensibilidad; para orientarse y constituirse como personas, para ser felices y ser más.

“Clásicos y bestsellers” Gabriel Zaid, El secreto de la fama, México, Lumen, 2009, p. 91.

No hay comentarios.: