domingo, febrero 22, 2009

Acerca de lo limitado, en palabras de Zaid





(…) Hoy casi nada se relee, y lo que es peor: casi nada lo merece. Ojalá que el gran público se la pasara releyendo a los clásicos, aunque sólo una minoría leyese a los contemporáneos. ¿Cuál es la ventaja de consumir novedades insignificantes, en vez de volver con otros ojos a lo mismo? Paradójicamente, lo limitado puede enriquecer más que lo ilimitado. Volver una y otra vez a lo mismo (que no es lo mismo) es una experiencia sorprendente, cuando se trata de obras que resisten la repetición, que tienen algo que decir la segunda vez y la centésima.
Los clubes de lectura clásicos, como los que promueve la Great Books Foundations (inspirada por Mortimer Adler), transforman al lector. Años después de recibir un doctorado (dirigido por un premio Nobel), un miembro de estos clubes afirmaba que les debía más que al doctorado. Las constelaciones de grandes obras y la conversación con buenos lectores sirven para desarrollar la imaginación, la inteligencia, la sensibilidad; para orientarse y constituirse como personas, para ser felices y ser más.

“Clásicos y bestsellers” Gabriel Zaid, El secreto de la fama, México, Lumen, 2009, p. 91.

sábado, febrero 07, 2009

Tercer poemario publicado de Alex Ramírez: de lo mejor entre la asamblea inmensa de poetas mexicanos-


Simplemente, prodigioso. Junto con Ricardo Solís (prolífico y lúcido) poetas mexicanos sorprendentes por su calidad y porque ésta aún parece tenernos deparados aún mayores logros dada su juventud. De lo mejor en nuestro ámbito literario, sin duda. Me congratulo de ser de los privilegiados por leerlo, su obra merecería mayor atención. Transcribo a continuación un breve fragmento de este poemario de sugerente título (Oros siempre lejanos, ISC, Hermosillo, 2008), triunfador en el Concurso del Libro Sonorense 2007:


Era en la infancia,

fue en esa calle quemada por la luz del trino,

era la hora vaga de saberse tan nacido, en el rito

de jugar con uno mismo, sabiendo que

se vive desde siempre en otros ríos.


Poemario luminoso, como luminoso el Puerto de Guaymas donde el poeta vio la luz por vez primera en 1976. Comentario aparte merecería el prólogo de la poeta Lina Zerón fino análisis sensible de la rétórica y respiración poética de Ramírez, en las cuales en otro momento había reparado su compañero de generación, Ricardo Solís.

Ampliamente recomendable, este poemario ya en forma de libro acaba de caer en mis manos (antes incluso que en las manos del autor), y vale la pena una relectura atenta y acompasada, como el ritmo del mar.